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El ser humano es un animal social y está en constante comunicación con sus semejantes. De hecho, es prácticamente imposible no comunicarse. No dejamos nunca de emitir signos que los demás interpretan de alguna manera.
Además de los elementos básicos -emisor, mensaje, receptor, canal y contexto-, en la comunicación hay que tener en cuenta otros ingredientes que la condicionan y que, de no dominarse, pueden actuar como interferencias: lenguaje, retroalimentación y habilidades personales.
No olvidemos que no sólo comunicamos con lo que decimos sino también con lo que hacemos y que, cuando ambos mensajes divergen, el ejemplo de la acción prevalece y dice mucho de cada uno de nosotros.
Una gran mayoría de los conflictos tiene su origen en los malos entendidos, y éstos se generan en formas de comunicación ineficaces. Descubrir nuestras habilidades ocultas, ya sea para escuchar a los demás, dominar nuestras emociones, observar nuestro entorno, nos ayuda a identificar los valores que rigen nuestras vidas y a saber gestionar situaciones complicadas.
Workshop “Aprende a comunicar”
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